“Una de las cosas que siempre recuerdo cuando me ponía enestado de trance al escuchar un disco vinilo prestado, era esa adrenalina de sacarlo de su estuche y ponerlo en mi torna. El tiempo se detenía y podía pasar horas frente a la tornamesa Technics sin límites, escuchando algo nuevo, que yo no tenía.
Al sacar ese vinilo, que tiene hasta ahora un perfume especial, tomarlo con delicadeza, mirarlo, soplarlo, ponerlo en el plato, y volver a limpiarlo con cariño. Unas joyas, que necesitan dedicación, y cuidado.
Miraba la portada del disco mientras escuchaba, tratando de entender las caratulas de Yes, si algo me decían. Y era ese mensaje encriptado, de esas caratulas que hacían del escuchar un encuentro maravilloso, y un viaje siempre nuevo.
Mantenerlas en perfecto estado, era una filosofía, no podían tener rayas, y sólo a los amigos que sabían como cuidarlos se prestaban. Un acuerdo de caballeros, que se mantiene hasta ahora.
EL volumen era lo único malo, ya que mi padre bajaba del segundo piso, para que escucháramos con audífonos, ahora son recuerdos.
Un tiempo donde el escuchar tenía otra poesía. Un ritual algo extraño para la época que vivimos hoy, donde acumulamos 10.000 canciones en mp3 fácilmente en nuestro, PC, Ipad, o Ipod, sin pensar si quiera en su calidad, si es de 128, 0 320 Kbps, wav, u otro. Donde no pagamos ningún derecho por esa música, y solo nos arrimamos a consumir música sin sentido.
Que maravilla tener una colección de estos círculos mágicos, que nos llevan a los mejores recuerdos de nuestra infancia y adolescencia. Y mirar que muchos se están haciendo parte de este vicio”
Busca y pon los vinilos en el surco.
Mundo Análogo. Diciembre del 2013.