“Mucho tiempo pasó, que no estuve escuchando vinilos, y creció mi colección de cd y mp3. Esos fueron unos 25 años. Fui débil, a la moda, y a la imposición de otra forma de escuchar música que era novedosa. Todos mis conocidos y amigos estaban en la misma, comprando cd por docenas entre los 80 y 90. Sin límites, ni criterio de que era bueno o malo, fui un desleal, un traidor a lo que fueron mis inicios con el digno disco de vinilo.
Mi bautizo analógico, que dejaron por años mis tímpanos acostumbrados a otra forma de escuchar la divina música, ahora se torturaban sin saber que el nuevo sonido digital, nos marco como audiófilos pecadores.
Fue un momento en que mi padre siguió su viaje en el 2003 fuera de esta tierra, que quedó toda su magnifica colección de vinilos de jazz, en la casa de mi madre. Pasaron los años hasta que en el 2012, llevado por los recuerdos de escuchar juntos, a Dave Brubeck, Miles Davis, Gerry Mulligan, y otros, y por respeto a él, y para sacarme ese manto de pecado, que quise llevarlos a mi casa para volverlos a escuchar, de una forma que la había dejado atrás, sin encontrar la explicación al porque. Quizás miedo.
Entonces fue la aguja de mi torna Sony PS X6, con capsula JVC X-1 S, que cayó sobre el disco de Dave Brubeck, “Time Out” y escuché su tema, “Take Five”, surgió la iluminaciónde un momento único, que me llevó en un viaje en el tiempo, a esa oficina dearquitectura de mi padre, al lado de nuestra casa, escuchando la misma canción concentrado en sus planos, sus pipas, sus libros, su perro regalón, en algún proyecto para algún cliente de la Quinta Región. Todo se resumió para mi, que tenía que dejar de ser un pecador y volver a ser el mismo joven audiófilo, que encontró gracias a mi padre y su equipo Technics el escuchar música rock y jazz en vinilo, su paraíso infinito. Me convertí.”